Con nuestro experimento de acompañar musicalmente en directo la proyección de películas clásicas de cine mudo, exploramos los vínculos de identidad que existen entre el sonido, la música y la imagen en movimiento. El porqué de la música cinética como vehículo emocional que transporta mensajes secretos que ni las imágenes ni las palabras pueden transmitir, convirtiéndose en uno de los eslabones misteriosos entre la pantalla y el público, capaz de establecer conexiones emocionales con el espectador. La música del cine es el fantasma que acompaña las imágenes en movimiento, la sombra audible proyectada, el lienzo sonoro capaz de comunicar instantáneamente con los demás elementos del lenguaje cinematográfico; como una voz en off que se comunica con todos los tiempos y todos los espacios de una película. Es el elemento expresivo y estructural que funciona como una herramienta indispensable en este discurso. Hay un nombre, una teoría y un imaginario para la acusmática (es decir lo que se oye sin ver la fuente emisora, como por ejemplo el fantasmal sonido del viento), al contrario no los hay para el fenómeno inverso (ver sin oir lo que deberíamos oir, un fenómeno que generalizó el cine mudo). El cine mudo nos seduce, nos atrae, nos conecta lo espiritual con lo material, lo abstracto con lo concreto, nos remonta en el tiempo hasta eternizarlo.
_LA MUJER EN LA LUNA - Fritz Lang-1929. _AELITA - Yakov Protazanov-1924. _LA COQUILLE ET LE CLERGYMAN - guión: Antonin Artaud, dirección: Germaine Dulac-1927 _VIAJE CÓSMICO “KOSMICHESKIY REYS: FANTASTICHESKAYA NOVELLA” |